Ingredientes:
• Gambas blancas de Huelva (cuantas más, mejor) frescas.
• Un buen puñado de Sal.
• Agua suficiente para que queden cubiertas todas las gambas, pero que no rebose al hervir.
Preparación:
• Cortamos papel de aluminio en rectángulos, del mismo largo que las gambas.
• Envolvemos una a una cada gamba. Ya sé que es laborioso, pero la presentación final es espectacular, y lo merece. No os arrepentiréis.
• Hay que tener preparado un baño de agua con hielo para el final.
Al lío:
• Ponemos a hervir el agua con la sal.
• Cuando hierva, añadimos las gambas preparadas.
• Cuando empieza el segundo hervor, dejamos cocer aún 1 minuto más. Dependiendo del calibre de la gamba debemos retirarla en el momento de empezar a hervir si es pequeña, o la dejamos algo más si son mayores.
• Utilizando un escurridor sacamos las gambas, y sin quitar el papel de aluminio, las volcamos en el baño de agua helada previamente preparado. Con esto conseguimos despegar la cáscara de la gamba, y nos resultará más fácil de pelar.
• Cuando consideremos que están lo suficientemente frías, retiramos el papel de aluminio e iniciamos la presentación en el plato.
• Añadir sal gruesa a gusto.
En la última foto podéis ver la comparación al hacerlas de este modo, o del modo tradicional.
¿Cómo están mejor presentadas?
¿Porqué tipo Esther Williams?. Porque todas tan rectas y estiradas, parecen hacer una coreografía en la bandeja.