Bajo el nombre de «El rescate de la antigüedad clásica en Andalucía«, se han reunido en Sevilla un número de piezas arqueológicas de gran valor. Es complicado que tales piezas vuelvan a poderse contemplar juntas, y es eso mismo, lo que hace inexcusable la visita a la exposición.
Desde el inicio, con el vídeo de presentación, se nos sumerge en un ambiente cuidado al detalle para poder apreciar las obras en todo su esplendor. Impresionan los bustos de Trajano y Adriano, con 2000 años de existencia. La Venus de Itálica, tan majestuosa como puede apreciarse en el Museo Arqueológico de Sevilla. El Efebo de Antequera, los guerreros de Osuna, y el busto de la diosa Fortuna dejan sin palabras al visitante. El motivo erótico grabado en una lucerna de barro, casi nos da idea el tipo de habitáculo que iluminó. Una de las piezas que me ha sorprendido por su belleza, y que impresiona al verla tan de cerca, ha sido la de Ganímedes. Al recuperarse por separado, el busto y el cuerpo, tienen distinto dueño (dos organismos públicos). Esas cosas creo que sólo ocurren por estas tierras.
Además de piezas arqueológicas, se encuentran expuestas pinturas de personajes eruditos, relacionados con estos temas. Dentro de los retratos expuestos, el realizado por Goya al gaditano Sebastián Martínez, queda fuera de concurso. Resaltar también el retrato de la Marquesa de Lebrija, realizado por Sorolla. Y, ¿qué decir del Mapa de la Batalla de Munda?, o los relieves de la Batalla de Actium.
El poder deleitarnos con estas obras, tan de cerca, no tiene precio. Me sería difícil, si tuviera que elegir las pieza más significativa de la exposición. Quizás elegiría el busto de Trajano, por su significado. O el Efebo, por su esbeltez y belleza.
Perderse esta exposición, es una de esas cosas de las que te arrepientes, una vez pasada la fecha de clausura.
