Hacía tiempo que no hacía un viaje por la carretera N.IV. Hoy mi destino era Marmolejo (Jaén). Cada vez que recorro esta carretera, hay ciertos momentos en los que suelo “levantar” el pie del acelerador para poder observar durante mayor tiempo el paisaje y los pueblos junto a los que paso.
Me gusta poder observar Carmona de regreso a Sevilla, desde el río Corbones. Córdoba siempre me sorprende cuando se asoma detrás de la última loma. Me gusta soñar con lo que fueron las fortalezas de El Cárpio y Bujalance.
Hoy ha sido igual, salvo que me han estropeado la vista del pueblo de Écija. Tras recorrer todo el polígono industrial a lo largo de la carretera, justo cuando se desciende hacia el Genil, esperaba encontrarme con las altivas torres de Écija. Aminorando la marcha hasta el límite permitido, no he podido evitar frotarme los ojos para comprobar que no se trataba de un sueño. La vista privilegiada de las torres desde la altura del cerro, ha sido sustituida por un centro comercial horrendo. Se ha pasado de contemplar una vista relajada y serena de un gran pueblo con sus alminares, a ver un enorme cubo azul eléctrico, con sus máquinas y tubos de aire acondicionado de color cromo brillante.
Me gustaría saber cómo han justificado, la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Écija, el impacto ambiental según la Ley 7/2007 (Gestión Integrada de la Calidad Ambiental). Supongo, que con la excusa de modernizar el pueblo, no han pensado más allá de su bolsillo.
Una respuesta a Como destruir una bonita vista…