Cambiar de Banco es Sencillo

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Cambiar de Banco no debe convertirse en un infierno. Os aporto mi experiencia para hacerlo sin morir en el intento.





Lo primero es poder tener acceso a toda la información de nuestra cuenta actual. Es decir, poder ver el capital del que disponemos, los recibos cargados, y la programación de los próximos pagos.

Una vez que tenemos estos datos, tendremos que confeccionar una lista con las domiciliaciones de los recibos que se cargan y las fechas en las que cumplen. Lo primero es para que no se nos escape ninguno, y lo segundo para controlar que se cargarán a la cuenta correcta. Si se trata de recibos periódicos mensuales, bastaría con asegurarnos que se ha realizado el primer pago. En el caso de IBI, u otros impuestos municipales, sería conveniente hacer este trámite con bastante tiempo de antelación.

El siguiente paso es recopilar en formato electrónico esos recibos. Si no nos es posible, lo tendríamos que hacer en papel. Creo que casi todos los Bancos proporcionan la función de descargar los recibos en formato pdf.

Si no lo hemos decidido antes, es el momento de buscar otro Banco. En mi caso tenía planteados unos requisitos que eran innegociables. NO a las comisiones, y ágil en las gestiones y respuestas.

Una vez dentro, hay que seguir tenido claro qué necesitamos. Intentarán vendernos seguros, planes de pensiones, inversiones, ahorros, etc. No hay nada “obligatorio” por ley, por lo que no debemos sentirnos presionados a la hora de obtener alguna ventaja sobre el Banco anterior. Pero si conseguimos un chollo para nuestra jubilación, mejor que mejor.

Debemos asegurarnos que el cambio es inmediato, una vez que se firme toda la documentación. Debemos dar margen al pago de recibos, y al cobro de nóminas, por ejemplo. Y también que las tarjetas de crédito y débito funcionarán desde el primer día. Aconsejo preparar una batería de preguntas e insistir en el teléfono de atención al cliente. Y no descansar hasta quedarnos satisfechos con la resolución de dudas.

Anotaremos los datos de IBAN/número de cuenta, y BIC, porque los vamos a necesitar para avisar a la Empresa del cambio de cuenta para el ingreso de nóminas, etc.

Normalmente, del cambio de las domiciliaciones de los recibos se puede encargar el nuevo Banco. Entregando nuestro dossier completo con nuestros recibos, ellos no deben tener dificultad en hacerlo. Puede ocurrir que organismos públicos no les permitan hacerlo, y tendremos que realizarlo uno a uno. En el caso de recibos de Ayuntamientos, la mayoría dispone de servicio de ventanilla electrónica, y simplemente trasladando la orden con el recibo en formato pdf, suele bastar. Sólo sería un inconveniente el tener que desplazarse para realizar esta gestión, pero no es lo normal.

Tanto al abrir la cuenta en el nuevo Banco, como al resolver las dudas, es mejor tener a mano nuestro DNI, y cualquier dato personal que creamos que nos pueda ser útil.

Después de asegurarnos que han cargado los primeros recibos, y que nos han realizado el ingreso de la nómina, podemos proceder a dar de baja la cuenta antigua con las correspondientes tarjetas. Seguramente tengamos que insistir en ello, porque a nadie le gusta perder un cliente, pero no debemos ceder ante las presiones y los ofrecimientos de ventajas. Que las hubieran ofrecido antes, ¿no?.

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