Si con la novela Los Pilares de la Tierra me sorprendió, con ésta ha vuelto a conseguirlo. No podía imaginar que de nuevo pudiera volver a conectarme tan profundamente con una novela. En algunas publicaciones la han catalogado como “segunda parte”. Si, en realidad se trata de la continuación de la historia de un pueblo dos siglos más tarde, pero tiene categoría individual suficiente como para llegar donde lo ha hecho. No tiene nada que envidiar a la “primera”.
La trama se inicia a principios del siglo XIV, y durante su desarrollo podemos vivir la construcción de un puente, el desarrollo y creación de un pueblo, las intrigas y las guerras de la época, el levantamiento de una gran torre, y por supuesto, la plaga de Peste Negra que asoló Europa.
La evolución de la enfermedad, y como se llega a la conclusión para tomar las medidas para erradicarla, se asemejan los protocolos de actuación que se toman con cualquier plaga en la actualidad.
Una gran ficción histórica con aromas de predicción sobre los momentos actuales.